#Narraluz 30

#Narraluz 30

Me enamoré de ti siendo niños, aquella tarde en la que nos escapamos de la aldea y corrimos a los acantilados a ver el sol esconderse en lo profundo del horizonte. Tu pelo cobrizo ha perseguido mis sueños desde entonces. He buscado tu rostro en las mujeres con las que he estado. Te he besado cada vez que las besaba a ellas. Te he querido a ti, amándolas a ellas con reservas. Me he sentido vagabundo y emigrante, peregrino y caballero andante.

¿Dónde estás, amor? ¿Dónde te escondes? ¿Por qué no te lo dije? ¿Por qué te dejé marchar? ¿Por qué? ¿Por qué no luché por ti? ¿Por qué nadie me dijo que la vida no siempre da segundas oportunidades?

Tu pelo cobrizo…

#Narraluz 29

#Narraluz 29

Cuando era niño pensaba que no había nada más aburrido que la paz. Me pasaba las tardes corriendo, jugando, montando campamentos en el salón de casa, disparando a enemigos imaginarios, retando a los grandes superhéroes del momento, escapándome de la mano de mamá durante los paseos de domingo…

En mi juventud, la paz era sinónimo de vacaciones, de sofás en los que tirarme, de fines de semana sin mis padres, de escapadas a montes perdidos y rincones solitarios con mi novia o mis amigos… Saboreaba la paz de un buen retiro, de un jugoso silencio… y me escapaba de la gran ciudad para conquistar ese bien preciado y escaso.

Luego llegó la adulta madurez y el sueño por pasar unos días sin los niños, sin gritos en casa, sin carreras, sin peleas, sin trajines del día a día. La paz era un tesoro prácticamente imaginario e inaccesible, un sueño, una quimera. Estrés, preocupaciones, facturas por pagar, hipotecas pendientes… ¿Dónde se escondía la paz? ¡¿Dónde?!

Hoy, a mis 74 años, miro atrás divertido y me río de todo aquello mientras vivo mi vejez con intensa plenitud. Contemplo el camino recorrido y me recreo en cada recuerdo, en cada renglón de mi historia. Y me reconozco en el relato. Siempre he sido yo. Hoy, también. Y me descubro en paz. Ha llegado sin hacer ruido y ya para quedarse.

#Narraluz 28

#Narraluz 28

Él era capaz de llenar toda una estancia sólo con su fragancia. Era, lo que se suele decir, un caballero; de esos que escuchan antes de hablar, de los que te miran a los ojos cuando les hablas, de los de amplia y franca sonrisa y gesto amable. Refinado en su educación y cultivado en su lenguaje…

Su cuidada imagen exterior era fiel reflejo de lo cuidado de su espíritu. Era un hombre de mirada especial, corazón alegre, serenidad contagiosa.

Ayer se marchó. Lo echaron. Un día no pudo afrontar ni un recibo más y la casa se la quedó el banco. Él ha perdido su hogar y el barrio lo ha perdido a él. Una tragedia de proporciones inimaginables, irreparable.

Un puente menos al cielo…

#Narraluz 27

#Narraluz 27

 
Que sí. Hazme caso. Necesitas una manita de pintura… A todos nos pasa y tú no vas a ser menos. Lo mejor es darse cuenta y no dejar que el tiempo acabe por agrietar aquello que, a la postre, es lo que hace que la vida valga la pena.

No lo dejes pasar ni un minuto más. Hay cosas que no deben esperar si no quieres acabar siendo la sombra de lo que Dios pensó para ti. Busca las herramientas que necesites y ponte el mono de trabajo. Es hora de remangarse. Este tipo de reformas se sabe cuándo empiezan pero no cuándo terminan. Requieren tiempo y paciencia. Y mucho tesón. ¡Y valentía! Al fin y al cabo, ponerse delante de lo que uno es y contemplar las imperfecciones, los desconchones, las consecuencias de haber estado expuesto tanto tiempo al sol, a la lluvia, al viento… no es un ejercicio sencillo. Pero quién no se la juega, no gana.

Pero ¿sabes qué es lo mejor? Que quien tanto te ama, te sostiene. ¡A por ello!

#Narraluz 26

#Narraluz 26

Bailamos toda la noche y le dimos la bienvenida al sol, sentados, uno junto al otro, a la orilla del mar. El corazón, sonriente. El ánimo, arriba. Los sueños, desbordados. La mirada, brillante.

Y en aquella playa del norte, con los pies doloridos y acariciados por la fresca brisa atlántica, nos besamos por primera vez.

Desde entonces, la primavera me sabe a beso, a brisa, a playa. Desde entonces brindo por el sol y por los pies destrozados en compañía.